Es el tumor maligno, también llamado cáncer o neoplasia que procede de las células de la mucosa del intestino grueso y de sus glándulas. La mayoría de los cánceres colorrectales aparecen sobre un pólipo existente en la mucosa del colon, que por diversas circunstancias evoluciona a tumor maligno.
Este tumor maligno, puede crecer de tres maneras:
- Crecimiento local: se produce principalmente al crecer en profundidad invadiendo todas las capas que forman la pared del tubo digestivo, es decir, crece desde la mucosa hasta la serosa pasando por la capas submucosa y muscular. Una vez que el tumor traspasa toda la pared del intestino puede invadir cualquier órgano, bien abdominal o bien a distancia mediante:
- Diseminación linfática: El colon posee una rica red de vasos linfáticos que permiten el drenaje de la linfa a múltiples regiones ganglionares. La diseminación por esta vía se realiza de forma ordenada, afectando primero a los ganglios más próximos y, posteriormente, a los más alejados.
- Diseminación hematógena: Las células tumorales pasan al torrente circulatorio y a través de la sangre se diseminan preferentemente hacia el hígado, pulmón, hueso y cerebro.
El cáncer de colon es uno de los pocos cánceres que se pueden diagnosticar precozmente, es decir, antes de que la persona note algún síntoma.
¿Qué pruebas se emplean para una detención precoz?
Una de las pruebas utilizadas es el test de sangre oculta en heces (TSOH), que como su nombre indica detecta si existe o no sangre en las heces. Si el resultado de la prueba es positivo se completa el estudio con una colonoscopia, para visualizar el origen del sangrado. El test lo realiza la propia persona en su domicilio. La lectura del test ha de ser realizada por personal sanitario cualificado.
Cuando el test es positivo, es decir, indica que existe sangre en las deposiciones, se requieren estudios posteriores para diagnosticar el origen de la misma (hemorroides, pólipo, tumor maligno…).
Otra prueba es la realización de una colonoscopia completa. Se trata de una exploración que ocasiona molestias y por ello se ha tratado de estudiar si es eficaz su realización como método diagnóstico precoz. No se ha llegado a ningún consenso todavía pero se aconseja su realización en las poblaciones de riesgo como:
- Personas mayores de 50 años.
- Personas con antecedentes personales y familiares de cáncer colorrectal y/o pólipos. Se aconseja realizar una colonoscopia cada dos años.
- Personas diagnosticadas de enfermedad inflamatoria intestinal o poliposis colónica familiar.
Síntomas
El cáncer de colon produce una serie de síntomas que pueden variar en función de su localización dentro del intestino grueso:
Tras cierto tiempo de sangrado y cuando la hemorragia no es detectada o no se acude al médico para su diagnóstico y tratamiento, suele aparecer una anemia que puede producir, en mayor o menor medida, una serie de síntomas como la sensación de falta de aire, cansancio, palpitaciones o mareo…
Cambio en el ritmo de las deposiciones: aparece diarrea o estreñimiento en personas con ritmo intestinal previo normal, aunque, lo más frecuente es que se intercalen periodos de estreñimiento con periodos de diarrea.
Heces más estrechas: generalmente esto se produce porque el tumor está estrechando el intestino y no permite el paso normal de las heces.
Tenesmo o sensación de evacuación incompleta: suele aparecer en tumores localizados en la parte más distal del colon.
Dolor abdominal: suele ser un síntoma frecuente, aunque generalmente, se trata de un dolor inespecífico. Cuando el tumor cierra parcialmente el calibre del tubo intestinal se produce un cuadro de dolor abdominal tipo cólico. Cuando el cierre es completo se llama obstrucción intestinal: Es una situación clínica grave que requiere asistencia médica urgente. Hay un estreñimiento prolongado, náuseas, vómitos, dolor abdominal y malestar general.
El cansancio extremo o la pérdida de peso sin causa aparente: son síntomas generales e inespecíficos que ocurren con frecuencia en determinadas enfermedades, entre las que se encuentran los tumores de colon avanzados.
Es importante que sepas que estos síntomas al ser inespecíficos, pueden aparecer en otras enfermedades distintas al cáncer como hemorroides, diarreas o trastornos digestivos.
Sin embargo, ante la aparición de cualquiera de ellos, es fundamental que acudas a tu médico para que realice el diagnóstico y tratamiento oportuno.
La gran mayoría de los tumores malignos colorrectales se desarrollan sobre lesiones ya existentes en la mucosa, como pueden ser pólipos o enfermedades inflamatorias. El cáncer que aparece en una mucosa sana es excepcional.
El tipo de cáncer colorrectal más frecuente es el adenocarcinoma. Aparece en el 90-95% de los casos y se produce en la mucosa que recubre el interior del colon y recto.
Existen otros tipos de tumores que pueden localizarse en colon y recto, aunque con una escasa frecuencia de aparición, como son:
Sarcomas: tumores originados en la capa muscular del tubo digestivo.
Linfomas: cáncer de las células de la defensa del estómago e intestino.
Tumores carcinoides: cáncer de las células productoras de hormonas del aparato digestivo.
Melanomas..
Elección del tratamiento
Una vez que se ha confirmado el diagnóstico de cáncer de colon y se han realizado las pruebas necesarias para conocer en qué fase está la enfermedad, se debe determinar cuál es el tratamiento más adecuado para curarla.
El especialista te recomendará y explicará las posibilidades de tratamiento más adecuadas en tu caso, para que una vez que hayas recibido la suficiente información pueda, junto con tu médico tomar una decisión.
El tratamiento del cáncer de colon, como ocurre en la mayoría de los tumores, es un tratamiento multidisciplinar. Distintas especialidades trabajan juntas para combinar terapias y ofrecer al paciente las mayores posibilidades de curación.
En el tratamiento del cáncer de colon se sigue un protocolo, es decir, un conjunto de normas y pautas (plan de tratamiento) que se establecen, basándose en la experiencia científica, para el tratamiento de dicho tumor.
Estos protocolos, que se emplean de forma generalizada en todos los hospitales, recogen las indicaciones o limitaciones de tratamiento en función de una serie de factores:
- Estado general del paciente.
- Localización del tumor.
- Fase en la que se encuentra la enfermedad: infiltración en la pared del colon o recto, afectación ganglionar, afectación de órganos próximos y diseminación de la enfermedad.
- El médico también tendrá en cuenta, si además del cáncer de colon, existen otras enfermedades importantes que puedan dificultar la realización de algún tratamiento específico. Por tanto, el tratamiento propuesto por el especialista no va a ser el mismo en todos los pacientes.
Los tratamientos más frecuentemente empleados en el cáncer de colon son la cirugía y la quimioterapia.
- En el estadio A el tratamiento es solamente quirúrgico.
- En el estadio B puede ser la cirugía el único tratamiento, pero los pacientes con algunos factores de mal pronóstico (anteriormente descritos) se benefician de una quimioterapia adyuvante o complementaria a la cirugía.
- En el estadio C se ha demostrado que el tratamiento quirúrgico solo es insuficiente para conseguir la curación. Por ello se debe realizar en todos los casos, salvo contraindicaciones médicas, una quimioterapia adyuvante.
Colostomía como posible secuela
La ostomía es la intervención quirúrgica que permite comunicar una víscera con el exterior. Cuando se comunica el colon con la pared abdominal se denomina colostomía. La abertura externa se llama estoma.
La colostomía puede ser temporal o permanente, siendo esta última la que con mayor frecuencia se lleva a cabo en el cáncer colorrectal. En el caso de la colostomía temporal se restablece el tránsito intestinal uniendo los extremos seccionados del colon pasado un tiempo.
La colostomía permanente se produce como consecuencia de la extirpación del ano por lo que no es posible realizar reconstrucción, quedando la colostomía de forma definitiva permitiendo la salida de heces al exterior.
La función del esfínter anal es posibilitar el control de la evacuación de las heces de manera voluntaria. Cuando es necesario extirpar el recto por un cáncer, el estoma se sitúa en la parte baja del lado izquierdo y las heces que se expulsan, tendrán una consistencia sólida y se recogerán en un sistema colector (bolsa).